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¿Me muevo mal porque tengo dolor o tengo dolor porque me muevo mal? Debemos abandonar la falsa dicotomía: «movimiento correcto/incorrecto» por «estrategia útil/no tan útil». Hay un montón de otras formas de moverse que podrían ser beneficiosas para cada persona en un contexto determinado.
Los ritmos circadianos están como reguladores de las funciones naturales del cuerpo. Cuando hay un proceso de dolor pueden desajustarse cambiando desde estados de ánimo y de vigilia-sueño hasta la sensibilidad a dolor y procesos inflamatorios.
Mientras que muchas personas intentan obtener un diagnóstico que dé sentido y significado a su dolor y sufrimiento, hay quienes intentan deshacerse de ellos.
El dolor o las molestias asociadas al ejercicio pueden ser completamente normales y suelen ser parte del proceso de recuperación.
El dolor duele porque lleva un sufrimiento implícito y una historia que la valida detrás. Por eso el dolor, en multitud de ocasiones, no es igual a daño real.
La postura de cada persona es individual y no se puede reproducir en todas las personas. Esto hace que no exista evidencia científica en que corregir la postura prevenga el dolor.
El dolor crónico en mujeres es más prevalente que en hombres. Aunque se diga que las mujeres aguantan mejor el dolor, parece ser que se maneja de manera diferente. Esto es debido al rol que ha desempeñado la mujer en la historia.
Lo que entiendes por «contractura» y la posible causa de tu dolor, no es lo que posiblemente esté ocurriendo en tu organismo cuando dices que tienes dolor.
El dolor crónico tiene cura. Puede que estés a un sólo paso de empezar a ver los resultados que tanto anhelas.
El ejercicio es una de las herramientas más eficaces y comprobadas por la ciencia para trabajar y mejorar la experiencia de dolor.