Estela Soto

Dolor persistente Cadera, Pie, Rodilla
(8 años)
Fisioterapeuta: Álvaro Pinteño

Hace 8 años empecé a sentir dolor en mis piernas (pies, gemelos, rodillas, caderas…), mezclado con una fatiga muscular que hacía estar de pie más de 1 min fuera un suplicio. Apenas podía caminar. No era capaz de llevar una vida normal.

Asustada comencé mi peregrinaje por múltiples consultas médicas de distintas especialidades, buscando desesperadamente una causa.

Muchas veces achacaban mis problemas al haber hecho mucho deporte durante toda mi vida. ¿Cómo es posible? No me convencía. No podía ser. Así que seguí mi peregrinaje con otras terapias alternativas (homeopatía y demás pseudociencias). Cada cual me decía algo distinto, me llené de “causas” y a la vez no tenía ninguna. Y es que nada de lo que hacía daba resultado: fisioterapia, pastillas, cremas, rituales… ¡¡¡Una locura!!

8 años de sufrimiento sin poder llevar una vida digna, sin poder hacer lo que la gente normal hace, dependiendo de mi madre para todo, no queriendo levantarte de la cama. En definitiva, no queriendo vivir esta vida… Hasta que el año pasado me hablan de una persona que hace entre otras cosas fisioterapia online y es especialista en dolor crónico… Poco tenía que perder ya; así que decidí ponerme en sus manos, con la premisa de que lejos de hacer “milagros”, decía que era posible llevar una vida digna aún teniendo dolor persistente. ¡¡Y vaya si fue posible!!

Esa persona es Álvaro Pinteño. Parte fundamental del trabajo fue la “educación del dolor”, saber cómo funciona el dolor y todo el proceso de “desensibilización” a través del ejercicio pautado (entre otras cosas).

Tratar con alguien que te entiende, que te ayuda de verdad, que está contigo durante todo el proceso, alguien a quien le IMPORTAS, ha sido sin duda la clave.

Nunca imaginé poder conseguir llevar la vida que llevo ahora, pudiendo hacer vida normal como cualquier otra persona. No fue fácil, sufrí varias recaídas en el proceso, pero como Álvaro dice: “mentalidad tortuga” y poco a poco se consigue.

Así que sólo tengo palabras de agradecimiento de por vida. No sé qué hubiera sido de mí si no te llego a encontrar…